Orlando Times News
Luis Cones.-
En el artículo anterior demostramos que no funciona hacer regalos a los clientes si no se acompaña de una estrategia de ventas, ya que en la mayoría de los casos va a ser muy poco valorado por ellos.
En esta oportunidad, te daremos algunas herramientas que te permitirán crear la misma sensación que produce un regalo en los clientes, sin afectar significativamente tu presupuesto. Pero antes, definiremos en qué ocasiones hay que cobrar y a quiénes.
¿Se le debe cobrar a la familia? ¿Novia? ¿Esposa? ¿Hijos? Yo considero que el círculo primario con el que convives, no tiene ningún sentido cobrarles. Ahora, cuando sales de ese entorno y hablamos de hermanos, primos, tíos y ellos ya habían definido un presupuesto para comprar un producto similar, porqué no cobrarles. De hecho, es una buena forma de hacer crecer las empresas familiares. Eso sí, después no te molestes cuando ellos hagan lo mismo.
¿Se le debe cobrar a los amigos? Yo considero que sí, a menos que se trate de una ocasión especial, en la que se amerite un regalo. De resto, crear la cultura de regalado con tus amigos puede ser un problema cuando sea insostenible y quieras cobrarles.
¿Se le debe cobrar a los clientes? Sí, siempre. Hay momentos en los que he hecho regalos a los clientes con la finalidad de concentrar un negocio, pero ese regalo esta contemplado en el presupuesto, sino lo pude estimar previamente entonces lo deduzco de mis ganancias, pero siempre esta incluido. A mí no me reglaron mis conocimientos, ni mis experiencias, por tanto tengo que cobrar por lo que hago. Y cuando hago ese regalo, le doy tanta importancia que el cliente termina valorándolo muchísimo.
Ahora, ante la crisis económica originada por la pandemia del Covid-19 entiendo que la escala de valores cambió y si no vendes un producto de primera necesidad, probablemente los clientes no se ven tan motivados a darte su dinero. Por tanto, he decidido compartir contigo lo que hago para ablandar sus corazones y sus bolsillos.
- Ley de atracción: es la creencia pseudocientífica de que los pensamientos (conscientes e inconscientes) influyen sobre las vidas de las personas, argumentando que son unidades energéticas que devolverán a la persona una onda energética similar a la emitida.
En crisis, es posible que los clientes cambien. Por ello, considero que el primer paso para atraer clientes que puedan pagar tus productos o servicios sin mayor problema -aún en tiempos de pandemia-, es alineando tus pensamientos con tus objetivos. Si piensas de forma negativa, va a ser difícil que tus resultados sean favorables. Define claramente el perfil de clientes que quiere y ya verás como esta ley comienza a funcionar.
- Ley de abundancia: esto plantea que el mundo te pertenece, que te debe no tan sólo los medios de sustento, sino también todas las cosas buenas que puedas desear. Pero tienes que exigir esas cosas. Tienes que evitar el miedo, los temores. Tienes que dominar, no temblar.
Con esto en mente, tus pensamientos no se limitan, más bien se expanden y te permiten construir un emprendimiento basado en la abundancia. Esto fundamental para hacerles sentir a los clientes que ellos también serán más abundantes al comprar tus productos o servicios.
- Tres por dos: siempre será más atractivo para la mente humana compra tres y lleva dos, que un descuento del 33%. Esta opción es muy favorable para rotar el inventario.
- Bogo (Buy one get one free): compre uno y obtenga el otro gratis. Por la misma razón descrita en el punto anterior, es mejor que un descuento del 50% y atiende directamente la expectativa de un regalo.
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